He cogido la botella de agua de mi mesa, y he dado un largo trago, para mojarme el gaznate, y quitarme de una vez este amargor, mas de medio litro de golpe, y el amargor sigue asentado en mi lengua...que sensación mas desagradable.
No me encuentro muy bien, es cierto que siempre me levanto desajustado, y con pocos ánimos, pero no sé, hoy estoy especialmente extraño, y lento de reflejos, como si me costara dominar mi propio cuerpo, esto supongo que con una buena ducha de agua fria se me pasará, una mala noche.
Despacito, torpe , voy por el pasillo, tanteando las paredes, no solo sigue este sabor de boca amargo, mi cabeza es pesada, no veo bien, mis pies son pesados, me cuesta orientarme por este pasillo que he recorrido miles de veces en peores condiciones sin vacilar ni un paso.
Por fin estoy en el cuerto de baño, ahora la ducha me despejara la cabeza, me quitaré las legañas y recuperaré mi vista, miope pero suficiente. Un cepillado de dientes a fondo me dejara una boca fresca, y para asegurarme, un enjuague bucal, y de nuevo seré el de siempre. No hace efecto
Enciendo la luz, abro el grifo de la ducha para templar el agua.
Subo la taza del vater, las primeras aguas del dia, no son normales, lejos del tono clarito habitual, son de un tono mas oscuro, no diria naranjas, pero un tono entre amarillo y naranja...será que tomé poca agua anoche, el caso que ha quedado un olor agradable en el ambiente.
Me acerco al lavabo, abro el grifo de agua fria y me echó una buena cantidad de agua, muy fria, helada, tengo los ojos hinchados, pero veo mejor, ya puedo distinguir objetos, los veo con claridad, veo el espejo, pero no reconozco la figura que se refleja en él, no me lo puedo creer.
Ahora me explico todo, he sufrido una metamorfosis...soy una mandarina.
Sigue saliendo el agua en la bañera.

